Gemma Solsona nos deleita en este precioso ejemplar, publicado por Apache Libros e ilustrado por Judith Garcia-Talavera, con 14 mágicos cuentos que te devuelven a la niñez, sobre todo a quienes nos gustaban los cuentos de miedo, esos donde los príncipes azules no terminaban tan bien como esperábamos.
Gemma consigue, con sus relatos, romper totalmente los estereotipos de aquellos antiguos cuentos sin copiarlos. Para mí es lo más elogiable de este libro. Bien narrados, casi como antaño, la autora no se limita a añadir o cambiar escenas de narraciones ya inventadas. No, ella inventa también, saca de su chistera literaria, no un conejo, sino, quizás, una loca hada o una bruja alterada.
El libro se divide en dos partes. Una blanca, llena de brujas y otra negra, con muchas hadas.
Comienza con las brujas. Son siete relatos, un número esóterico con mucho significado y mensaje.
Su primer relato ya deja un buen sabor de boca. "Trece brujas". 13, un número mágico, oscuro, gafado. El número de la mala suerte, dicen. La autora empieza fuerte, con una historia cargada de ironía, donde las inocentes brujas terminan sacándole una sonrisa al lector.
Wiss se ha quedado prendada del relato "Pastelito de limón". Un cuento de brujas malvadas que le ha resultado dulce y tierno como un goloso postre de verdad, de esos malignos que engordan.
"Es lo correcto" la ha fascinado. Para ella el mejor cuento de esta tanda, que, como un juego de tablero de damas, le tocaba jugar a las blancas.
El broche final, que cierra la ronda de brujas con "Mano de gato, pata de bruja", ha hecho que Wiss se decante ya seguro por las piezas blancas en el tablero de lucha entre Brujas y Hadas.
La parte negra es, tal y como su color indica, oscura. Las hadas de Gemma no son tan buenas como hemos creído siempre desde nuestra infancia. Y eso las hace perfectamente imperfectas.
Wiss se queda con "Quítatelo de la cabeza". En este relato, Gemma también nos sorprende con un toque de humor negro, el sarcasmo y la ironía y el cuento se vuelve meloso y tierno aunque termine oscuro, casi negro.
Y "El pozo", cuento que también lo eleva al trono de los mejores relatos de este pequeño tesoro literario para leer en frías noches de tormentas eléctricas a niñas que quieran ser princesas.
Gemma Solsona hace magia con sus letras y a Wiss le encantaría que, dentro de muchos años, se hablase de esta autora y se leyesen sus cuentos a los niños del futuro como hoy recordamos los que nos leyeron a nosotros en nuestra niñez.
Ahora duda, no sabe si pedirle ese deseo a las Hadas o a las Brujas. Así que os pide que leáis también estos cuentos para decirdir entre todos qué parte, si la blanca o la negra, será la que verdaderamente lo cumpla.
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