Nicholas nos narra la vida de Mikel. Una vida "normal" de ejecutivo de hotel. En esta parte de la novela he vivido en primera persona las vivencias del protagonista, tan reales y verdaderas que parece que las vives tú misma. Quizás porque en alguna ocasión me he visto reflejada como "ejecutiva de hotel" que fui.
Después, pasamos a la bella utopía. Un reino feliz que parece el paraíso del ejecutivo de hotel.
Narrada toda la novela desde el punto de vista del protagonista, Nicholas nos sumerge en su vida directamente. Navegamos por el mundo con los ojos de Mikel.
Maravillosamente escrita, dura, sin tapujos pero sin ser soez, la he disfrutado mucho porque he pasado del deleite al horror tantas veces sin percatarme de ello, que me he sentido leyendo como si estuviera en una montaña rusa de sentimientos opuestos.
Final redondo, de los que a mí me gustan. No deja puntada sin hilo ni nada queda al azar. Se nota que es una novela trabajada de principio a fin.
Para los amantes de las distopías, la recomiendo al 100%.
